EL ANTITRINITARISMO
¿ERA UNO DE LOS PILARES DOCTRINALES DEL ADVENTISMO?

Por Pr. Marcos Blanco

 

Uno de los caballitos de batalla de los antitrinitarios es afirmar que la posición de los pioneros en contra de la doctrina de la trinidad formaba parte de los hitos o pilares doctrinales de la Iglesia Adventista.

Generalmente, se valen de esta clase de citas para afirmar que el antitrinitarismo era uno de los pilares doctrinales que los pioneros habían establecido durante los primeros 50 años y que no debían ser cambiados:

  “Nadie intente derribar los fundamentos de nuestra fe, que fueron colocados en el principio de nuestra obra por el estudio de la Palabra acompañado de oración y por las revelaciones. Sobre este fundamento hemos edificado durante los cincuenta años que han transcurrido” (Testimonios para la iglesia, t. 8. p. 311).

No obstante, cuando Elena de White detalla cuáles son los hitos o pilares doctrinales, no incluye para nada el antitrinitarismo:

  “El año 1844 fue un período de grandes acontecimientos y abrió ante nuestros asombrados ojos la purificación del santuario, hecho que sucede en el cielo y que tiene una decidida relación con el pueblo de Dios sobre la tierra.  [También] los tres mensajes angélicos presentan el estandarte sobre el que está escrito: ‘Los mandamientos de Dios y la fe de Jesús’. Uno de los hijos de este mensaje es el templo de Dios -que su pueblo, amante de la verdad, vio en el cielo- y el arca que contiene su Ley. La luz del sábado del cuarto mandamiento brilló con fuertes rayos en el sendero de los transgresores de la Ley de Dios. Que los malvados no tengan acceso a la inmortalidad es uno de los hitos antiguos. No puedo recordar otra cosa que sea considerada como hito antiguo. Todo este movimiento acerca de cambiar los hitos es pura imaginación (El otro poder, 30, 31).

¿Y qué con respecto a esta cita?:

   “Quienes procuran mover los antiguos pilares, no están afirmando las cosas; no recuerdan lo que han recibido y oído. Quienes tratan de introducir teorías que mueven las columnas de nuestra fe con respecto al santuario, la personalidad de Cristo o de Dios, están trabajando como ciegos.  Procuran introducir incertidumbre y dejar al pueblo de Dios sin ancla, a la deriva” (Manuscript Releases, 760, 9.5).

Los antitrinitarios afirman que, al referirse a las “columnas de nuestra fe con respecto [...] a la personalidad de Cristo y de Dios”, Elena de White estaba haciendo referencia al antitrinitarismo. Sin embargo, en esa misma carta, ella explica que, en realidad, está atacando la posición unitaria de A. F. Ballenger, que negaba la distinción entre el Padre y el Hijo:

  “Juan, el discípulo amado, da testimonio: ‘En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres’ (Juan 1:1-4, 14-16: 3:34-36 ). En estas Escrituras, se habla de Dios y de Cristo como dos personalidades distintas, en las que cada uno actúa en su propia individualidad” (Manuscript Releases, 760, 18.1, 2).

¿Cuáles eran, en realidad, los hitos o pilares doctrinales acerca de la Deidad? Hablando de la falsa opinión panteísta de Kellogg, Elena de White dijo que, quienes la recibieron, estaban “dando oídos a espíritus seductores y a doctrinas de demonios, apartándose de la fe que habían tenido por sagrada en los pasados 50 años” (Special Testimonies, Series B, N° 7, pp. 61-63). En esa misma carta, Elena de White define lo que entiende como la verdad acerca de la Deidad:

“El Padre es toda la plenitud de la Divinidad corporalmente, y es invisible para los ojos mortales. El Hijo es toda la plenitud de la Divinidad manifestada. [...] El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo es el Espíritu en toda la plenitud de la Divinidad [...] Son tres las personas vivientes del trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo [...]” (Special Testimonies, Series B, N° 7, pp. 61-63).

Así, el antitrinitarismo no solo ni aparece entre los pilares doctrinales, sino que Elena de White afirma claramente su creencia en una Deidad en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en el contexto de “la fe que que habían tenido por sagrada en los pasados 50 años”.

 

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